viernes, 20 de octubre de 2017


Ha pasado un año de esta foto y todo no puede ser más diferente. 
Este año no cogeré las hojas del suelo para lanzarlas sobre nuestras cabezas. No.
No jugaré con ellas, ni me sentiré como  una niña en el patio del recreo. No. 
Solo las observaré. 
Observaré cómo van cambiando de color hasta secarse, para después caer y separarse para siempre de la rama en la que estaba sujeta. 
Como nosotros, cuando decidimos secarnos y dejarnos caer. 
Para no encontrarnos más. 
Será el otoño más triste del mundo, porque ya te has ido. 
Y yo seré una hoja más. De todas las que existen. 

Y, ¿Qué tiene de especial una sola hoja en pleno otoño?